Ayer, tras sonar el despertador me dio por pesarme. Sabía lo duro que iba a ser la respuesta de la báscula pero estaba decidido. Han sido semanas, meses de descomunal desenfreno gastronómico como respuesta al estrés. He sido consciente todo este tiempo de las consecuencias de mi caída, caer de nuevo en el abuso del chocolate, los helados, el azúcar, quesos, tartas, flanes, refrescos azucarados… sobre todo el chocolate, una droga como otra cualquiera, de la que es difícil escapar una vez alcanzadas las dosis que he consumido: del negro, del blanco, con pasas y almendras, daba igual mientras tuviera cacao.
En fin, desde finales de abril un desmadre que cristalizó ayer por la mañana en cuatro dígitos: 109,2 Kg. Un aumento de 6 kilogramos desde los 103 kilos de mi último post allá por finales de mayo.
Podría pensarse que la reacción lógica sería la de desanimarme, aburrirme o desesperarme pero nada más lejos. Estos seis kilos han tenido su función, han sido de alguna manera un colchón necesario para amortiguar una situación muy estresante y compleja relacionada con cambios laborales. Esta situación ha cambiado ya, de alguna manera he adquirido cierto dominio de la situación, el proceso de adaptación se ha producido y, de repente, me di cuenta que estoy de nuevo preparado para volver a una alimentación sana y equilibrada.
Dicho y hecho, ayer ya desayuné bien, con mis 5 comidas diarias, mis platos principales acompañados de ensaladas y verduras, fruta de postre, en fin, volver a la esencia de mis cuidados alimentarios, es decir, de la Dieta Mediterránea. Nada de picar entre horas, nada de repetir hasta la saciedad, volver a hacer algo de ejercicio, meriendas frugales, en definitiva de nuevo en la senda, en el camino…
Y ya sabemos todos y todas, que cuando nos hemos pasado de lo lindo, como es mi caso, los inicios son gratamente recompensados. Y también sabemos que no podemos confiarnos porque a poco que el cuerpo se acostumbra al cambio la bajada de peso se va amortiguando.
Bueno, amigos y amigas, he vuelto con la idea de quedarme una buena temporada. He querido escribir este post antes de visitar vuestros blogs. Ha sido emocionante ver como he aumentado en seguidores en este tiempo de silencio. Ahora mismo me pongo a saludar a los viejos amigos y a agradecer el detalle a los nuevos.
Empecé ayer con toda la artillería pesada:
- - Dieta Mediterránea
- - Ejercicio físico (8 minutos elíptica)
- - Meditación
- - Algo de Wii con los peques
- - Postear a diario
Esta mañana: 108,1 Kg, un kilo menos, buen comienzo desde la prudencia. Mañana os cuento…
Ahora mismo, en el momento que escribo estas palabras las tentaciones son fuertes, y más aun sabiendo que queda munición en la despensa... pero sé que saldré victorioso, estoy convencido... (al menos hoy ;) )
Un saludo a todos y todas.