Pero como la sensación de escudriñar con tus propios ojos el cosmos aunque sea a través de un pequeño telescopio no se puede comparar nada.
Un puntito, en la inmensa negrura, unas rayitas sobresalen a los lados, enfocas un poco mejor y... ¡Ohhhh! Saturno...
¿Cuántas veces miramos al cielo en nuestros días?
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